El concepto de literatura transmedia se usa para obras que completan la trama extendiendo la misma a través de una serie de herramientas virtuales. Fernando J. López arriesga con una historia atípica, que se puede encuadrar en este género, en donde se abordan temas tan variados como los radicalismos, la mitología azteca, el amor adolescente o las conexiones intertemporales, en una trama bien construida que lleva al lector a escenarios tan dispares como las calles de París, Madrid o la América precolombina. La propuesta, diseñada con el tradicional esquema de alternancia entre dos espacios físicos y dos épocas muy diferentes para cada capítulo, desembarca al mismo tiempo en Instagram, Twitter, Facebook y Spotify, amen de una web que analiza a cada uno de los personajes protagonistas e incluso reflexiona sobre las relaciones entre esta y otras artes, como el cine o la música, y se abre a la intervención de los propios lectores. La historia de Abril y Xalaquia es la de muchas otras adolescentes. Dos jóvenes, separadas por cinco siglos y un océano, pero con la misma necesidad imperiosa de encontrar su lugar en el mundo. Una obra comprometida y sin censuras.
El concepto de literatura transmedia se usa para obras que completan la trama extendiendo la misma a través de una serie de herramientas virtuales. Fernando J. López arriesga con una historia atípica, que se puede encuadrar en este género, en donde se abordan temas tan variados como los radicalismos, la mitología azteca, el amor adolescente o las conexiones intertemporales, en una trama bien construida que lleva al lector a escenarios tan dispares como las calles de París, Madrid o la América precolombina. La propuesta,... Seguir leyendo
Los nombres del fuego
Tenochtitlan, 1519
El guerrero tlaxcalteca se defendía con rabia. Era consciente de que solo le quedaban unos instantes de vida, pero no estaba dispuesto a morir como un cobarde y se esforzó por aniquilar, uno a uno, a los oponentes aztecas que, bajo sus trazas de jaguar, subían a aquella rueda giratoria.
Con la pierna derecha atada al eje de la plataforma, sus movimientos se veían limitados ante la furia de sus oponentes, entrenados para darle muerte en el sacrificio ritual.