La búsqueda de una casa para la familia de erizos supondría una sorpresa. Vivían entre los matorrales del bosque pero al llegar el invierno pensaron que debían encontrar un cobijo para guarecerse mejor. Varios animales ofrecerán sus casas pero ninguna les convencerá y declinarán sus propuestas. Cuando al fin encuentran algo que puede servirles, un sitio muy espacioso, lo celebran con una fiesta de inauguración a la que acuden todos los animales, pero el caracol les pone en alerta: ¿y si esa casa es de un humano?, ¿por qué se puede mover y tiene una chimenea muy larga? ¡Los erizos no saben dónde se han metido! La destrucción, la guerra y el daño están presentes en este álbum pero también el cariño y el calor de la familia. De manera muy sutil, autor e ilustradora van describiendo poco a poco las consecuencias de verse inmerso en una contienda.
La búsqueda de una casa para la familia de erizos supondría una sorpresa. Vivían entre los matorrales del bosque pero al llegar el invierno pensaron que debían encontrar un cobijo para guarecerse mejor. Varios animales ofrecerán sus casas pero ninguna les convencerá y declinarán sus propuestas. Cuando al fin encuentran algo que puede servirles, un sitio muy espacioso, lo celebran con una fiesta de inauguración a la que acuden todos los animales, pero el caracol les pone en alerta: ¿y si esa casa es de un humano?,... Seguir leyendo
La casa de los erizos
Supieron que sería un invierno duro cuando sus narices dejaron de sentir el frío. De las púas les colgaban témpanos de hielo y los estornudos se congelaban antes de explotar. Los erizos decidieron abandonar el matorral que habían habitado durante el verano en busca de un refugio más cálido.
La familia se apenó mucho al despedirse de los vecinos con quienes los erizos acostumbraban a charlar durante horas, rodaban por el césped y cocinaban sabrosos banquetes.