Pinocho
Hace mucho, mucho tiempo, un viejecillo muy vivaracho que se llamaba Gepetto fue a pedirle al Maestro Cereza un trozo de madera para hacerse un títere.
De vuelta a su taller, decidió que se llamaría Pinocho.
–Pinocho... ¡Sí, es un buen nombre para un títere!
Cuando golpeó la madera con el hacha oyó una vocecilla que decía:
–¡Ay! ¡Me has hecho daño!
Gepetto continuó trabajando como si no hubiera oído nada. Cuando comenzó a pasar el cepillo por la madera, la voz volvió a decir:
–¡Para, que me haces cosquillas!
El viejo Gepetto estaba asustado y maravillado a la vez. ¡Un trozo de madera que hablaba! ¿Cómo era posible?