Lamia es un personaje mitológico muy popular en Euskadi, heredero de la tradición greco-romana. Los niños saben que sus ocupaciones preferidas son hilar con rueca, como aquellos protagonistas de los cuentos populares, realizar algunas útiles construcciones, peinar su larga melena… Aunque no es una vida contemplativa y apacible entre los bosques, a veces deben tomar partido para defender a los más pequeños del lugar utilizando sus objetos mágicos y fórmulas secretas. Muchos no creen que existan, pero otros han conseguido verlas y confirmar su apariencia. Esta es la historia de dos amilamias, madre e hija, residentes en la cueva de Lezao, entre las cordilleras alavesas. Su contacto con el mundo actual les obliga, dados los principios en los que se basan, a cuidar y arropar la infancia de Rosalinda y Pedrito, protegiendo a los niños del mal, siempre presente en la figura de Culebro. Cancioncillas, retahílas, pasajes de infancia… La versión electrónica, que incluye una colección de dulces ilustraciones de Odriozola, reúne gran cantidad de atractivos para seducir a los lectores infantiles.
Lamia es un personaje mitológico muy popular en Euskadi, heredero de la tradición greco-romana. Los niños saben que sus ocupaciones preferidas son hilar con rueca, como aquellos protagonistas de los cuentos populares, realizar algunas útiles construcciones, peinar su larga melena… Aunque no es una vida contemplativa y apacible entre los bosques, a veces deben tomar partido para defender a los más pequeños del lugar utilizando sus objetos mágicos y fórmulas secretas. Muchos no creen que existan,... Seguir leyendo
Historia de una lamia
Las lamias, esas sirenas de río con cuerpo de mujer y patas de oca o de cabra, pueblan el territorio situado entre el aire y la nada. Nada: algunos niegan rotundamente que existan las lamias. Aire: por el contrario, hay quienes cuentan haber sentido un leve roce en la piel, como el de un pajarillo acariciándote con el borde de sus alas; el roce de una lamia, sin lugar a dudas. Yo puedo afirmar que las he palpado con los dedos de mis emociones.