Víctor y Martín han sido invitados, a través de las redes sociales, a una misteriosa fiesta que se celebra en una finca alejada, un extraño guateque al que acuden acompañados por Karol y Alice, dos jóvenes a las que apenas conocen y por las que parecen sentirse atraídos. Solo se puede acceder con una clave que comienza, para todos, con los mismos dígitos: d-t-h-p-r-t-y. La celebración se rige por extrañas normas: los comensales deben entrar solos, si abandonan no pueden volver y hay una consigna principal: divertirse. A partir de estos mimbres, los autores construyen una intrigante historia coral en la que se retoman algunos temas esbozados en otras propuestas juveniles (acción contrarreloj -transcurre en poco más de tres horas-; relaciones personales, canciones, internet...) La trama conduce hacia un sorprendente final tras un siniestro relato que provoca adicción, diseñado con maestría por la pareja de escritores. El trabajo conjunto cristaliza en el acierto con el que han sabido dotar de los elementos necesarios a la historia para provocar la confusión y despertar el interés del lector. Supone un paso más en la apuesta por renovar determinados aspectos de la narrativa para jóvenes tanto en estructura, con capítulos cortos e intensos y una trama frenética, como en contenido (referencias a otros lenguajes, importancia de las relaciones en internet, música…) La obra incluye una sugerente tracklist final con algunos de los éxitos que flotan en la atmósfera a lo largo de la narración.
Víctor y Martín han sido invitados, a través de las redes sociales, a una misteriosa fiesta que se celebra en una finca alejada, un extraño guateque al que acuden acompañados por Karol y Alice, dos jóvenes a las que apenas conocen y por las que parecen sentirse atraídos. Solo se puede acceder con una clave que comienza, para todos, con los mismos dígitos: d-t-h-p-r-t-y. La celebración se rige por extrañas normas: los comensales deben entrar solos, si abandonan no pueden volver y hay una consigna principal:... Seguir leyendo
BIS
Entre los árboles se adivina la luz de un faro.
- Ya vienen.
Karol y Alice observan como la moto abandona la carretera y se detiene a unos metros de ellas con un derrape calculado. Dos sombras se bajan del ciclomotor, una por cada lado. Aunque se encuentran a escasos metros de ellos, la oscuridad impide que puedan distinguirlos.
- ¿Karol? - la voz de Víctor disipa sus dudas.