Ante la necesidad de compartir sus sentimientos e inquietudes cotidianas, Arthur (bastante cansado de su hermano Liam y de que sus padres siempre estén ocupados), decide dar vida al Señor P, un adorable oso polar que se instala en el hogar familiar adaptándose a las rutinas del protagonista y transformando su existencia. Mr. P tiene todo lo que un amigo puede buscar: sabe jugar al fútbol decentemente, parece mostrar empatía ante los problemas, hace que todo sea más divertido… Es el punto de locura que precisaba y la chispa que ayudará a recuperar el equilibrio en casa. El pequeño siente el apoyo en pleno proceso de crecimiento personal pero tal vez aún no es consciente de que nada en la vida es eterno, e incluso un capítulo tan maravilloso como la infancia puede desvanecerse el día más inesperado con un simple gesto. Los autores combinan diferentes tamaños de tipografía y alternan la historia con ilustraciones en blanco y negro, centradas sobre todo en describir la vida cotidiana del oso y el niño, para llamar la atención de un lector que caerá rendido irremediablemente ante el carisma del desmañado plantígrado.
Ante la necesidad de compartir sus sentimientos e inquietudes cotidianas, Arthur (bastante cansado de su hermano Liam y de que sus padres siempre estén ocupados), decide dar vida al Señor P, un adorable oso polar que se instala en el hogar familiar adaptándose a las rutinas del protagonista y transformando su existencia. Mr. P tiene todo lo que un amigo puede buscar: sabe jugar al fútbol decentemente, parece mostrar empatía ante los problemas, hace que todo sea más divertido… Es el punto de locura que... Seguir leyendo
La inesperada visita del Señor P
Cinco motivos por los que el Señor P es el mejor amigo del mundo:
Ayuda un montón... aunque la lía de vez en cuando.
Se le da de miedo solucionar problemas, ¡¡y eso que ni siquiera sabe hablar!! ¡Es alucinante!
Da los mejores abrazos de oso, ¡aunque a veces se pasa apretando y su pelo pica un pelín!
¡Es capaz de dar treinta y nueve toques al balón sin que se le caiga! ¿A cuantos llegas tú?