A veces los temores surgen por el desconocimiento de aquello a lo que nos enfrentamos. Tal vez si todo el mundo se preocupase por conocer un poco más de cerca a los monstruos, pensaríamos diferente sobre ellos. Uno de estos seres “terroríficos” lo confiesa ante los lectores, nunca supo muy bien como debía llamarse: ¿Moustro? ¿Monstro? ¿Moooonstruo? El tiempo para la reflexión no existe cuando la reacción habitual de pequeños y mayores siempre ha sido la misma -huir, gritar- cada vez que hace acto de presencia. Será Berta, la bibliotecaria con la verruga más adorable de la red, la que –venciendo sus miedos- desvelará los verdaderos sentimientos y recopilará una divertida historia a partir de las palabras del protagonista. La ilustradora argentina Eugenia Nobati contribuye a enmarcar la atmósfera espantosa con un original trabajo, cargado de interesantes hallazgos, confeccionado a partir de una combinación de técnicas entre las que brota un collage de palabras.
A veces los temores surgen por el desconocimiento de aquello a lo que nos enfrentamos. Tal vez si todo el mundo se preocupase por conocer un poco más de cerca a los monstruos, pensaríamos diferente sobre ellos. Uno de estos seres “terroríficos” lo confiesa ante los lectores, nunca supo muy bien como debía llamarse: ¿Moustro? ¿Monstro? ¿Moooonstruo? El tiempo para la reflexión no existe cuando la reacción habitual de pequeños y mayores siempre ha sido la misma -huir, gritar- cada vez que hace acto... Seguir leyendo
Letra por letra
Nunca supe bien como escribir mi nombre.
Es que no estaba seguro de si yo era
MOUSTRO, MONSTRO o MOOOONSTRUO.
Por eso, cuando me presentaban a alguien, aprovechaba
para pedirle ayuda. Pero antes de que yo llegara a decir
al menos una de mis tres opciones, las personas
se iban corriendo, ¡algunos hasta se tapaban los oídos!
Y así, era imposible aprender a escribirme bien.