En este divertido relato ilustrado, muy bien trenzado, se trastoca la trama original de Hansel y Gretel, el célebre cuento de hadas alemán popularizado por los hermanos Grimm, para construir una historia en clave humorística narrada desde los distintos puntos de vista de cada protagonista. Los hermanos, despistados y absortos en la búsqueda de moras para fabricar una mermelada, deben improvisar un refugio al ser sorprendidos por la noche. El lugar elegido es una casa, de apariencia idílica pues está construida con chocolate y otros deliciosos materiales, en la que reside la Bruja Maruja, “ganadora durante cinco años consecutivos del premio Maldad Fétida a la más Mala y Cruel”. Obsesionada con terminar su libro de recetas “1080 maneras de guisar un niño”, los pequeños caen en una trampa en la que deben permanecer hasta que su peso alcance la cifra adecuada para formar parte del recetario. Otros personajes desfilan por la historia: el arquitecto municipal, sometido a un hechizo del que no puede librarse; Tim, el pastelero, y Tere, albañil, propietarios de la empresa Dulces construcciones S. A. Todos ellos intervienen de forma decisiva en el desenlace de un relato que potencia aún más su valor gracias a las excepcionales creaciones gráficas de la narradora, dibujos sencillos pero llenos de expresividad, calidez y dulzura, que desfilan desde las guardas (una galería fotográfica que homenajea, indirectamente, aquellos comienzos de los tebeos de Tintín), y que refuerzan la talentosa trama, aliñada con bromas que dibujarán una sonrisa en todo tipo de lectores.
En este divertido relato ilustrado, muy bien trenzado, se trastoca la trama original de Hansel y Gretel, el célebre cuento de hadas alemán popularizado por los hermanos Grimm, para construir una historia en clave humorística narrada desde los distintos puntos de vista de cada protagonista. Los hermanos, despistados y absortos en la búsqueda de moras para fabricar una mermelada, deben improvisar un refugio al ser sorprendidos por la noche. El lugar elegido es una casa, de apariencia idílica pues está construida con chocolate y otros... Seguir leyendo
La receta de Hans y Greta
Greta y Hans
Nosotros somos Hans y Greta.
Aquel día, nuestro padre tenía que ir a trabajar más allá del bosque.
- Niños, ¿queréis venir conmigo? Podemos hacer un pícnic y después mientras trabajo, podéis coger moras junto al arroyo.
Así que, muy contentos, preparamos el pícnic y nos fuímos con papá de excursión. Hans, como siempre, iba tirando
miguitas de pan para los gorriones.