Sumergidos en la vida cotidiana, tras la ropa secando en el tendal y las pequeñas dinámicas que suceden día a día, conocemos poco a poco a los integrantes de la familia UF. Una madre detective, demasiado ocupada para escuchar a sus hijos, un padre fotógrafo y aventurero, más atento a los movimientos de los monos –para capturar la mejor imagen- que a las demandas de los niños, un par de hermanos con ganas de pasarlo bien, y dos mascotas, Pollito Pecoso, que disfruta del corral, y el perro Max. Desde hace unos días están pasando cosas extrañas que alteran este monótono mecanismo familiar: los objetos desaparecen sin explicación y el colmo ha sido la repentina ausencia del pequeño pollo, tras un olvido involuntario de Tana y Tino. Si permanecemos atentos descubriremos las verdaderas causas de estos sucesos que parecían inexplicables. En tiempos de monólogos, la obra apuesta por el diálogo y la conversación sincera como método para empatizar y conocer en cada momento las verdaderas demandas de las personas que más queremos, a través de una historia sencilla que esconde una velada crítica a las dificultades que nuestra sociedad contemporánea presenta para conciliar la vida familiar y la laboral, y que denuncia la falta de comunicación existente en muchas familias. La obra ha sido editada siguiendo el estándar habitual de Cuento de Luz, en papel satinado de alta calidad que respeta el medio ambiente.
Sumergidos en la vida cotidiana, tras la ropa secando en el tendal y las pequeñas dinámicas que suceden día a día, conocemos poco a poco a los integrantes de la familia UF. Una madre detective, demasiado ocupada para escuchar a sus hijos, un padre fotógrafo y aventurero, más atento a los movimientos de los monos –para capturar la mejor imagen- que a las demandas de los niños, un par de hermanos con ganas de pasarlo bien, y dos mascotas, Pollito Pecoso, que disfruta del corral, y el perro Max. Desde hace unos días están... Seguir leyendo
La familia UF
Mamá UF es detective y trabaja tanto que no tiene tiempo libre.
¡RIIIING!
Su despertador suena muy temprano, incluso el fin de semana.
Antes de salir de casa, guarda en su bolso caramelos de menta y una lechuga de emergencia,
por si le entra hambre en el trabajo.