Para jugar con criterio al PipiWay, cuyo tablero oficial viene incluido en el libro, es necesario recorrer previamente, junto al perro protagonista, todos los rincones del barrio. El chucho mapea como nadie la ciudad dejando señuelos y haciendo las travesuras estrictamente necesarias en su camino (¿Cómo no cabrear un poco a Bruto? ¿Cómo permanecer impasible ante los suntuosos chorizos del carnicero?) En el sendero el lector debe estar atento a los caricaturescos ciudadanos que deambulan por pasos de cebra, parques y comercios, incluido algún que otro rostro famoso. El método de balizar cada zona es muy particular y un tanto antihigiénico pero seguro para garantizar su orientación. Además, si es sorprendido por una impetuosa necesidad fisiológica, siempre existirá la posibilidad de hacer una parada en el PipiCan. Original y burlón, cada doble página constituye todo un espectáculo gráfico en el que podemos trazar una lectura paralela buscando personajes estrambóticos y siempre sorprendentes. Un álbum para pasarlo bien y confirmar que… ¡cuántas perrerías se hacen por amor!
Para jugar con criterio al PipiWay, cuyo tablero oficial viene incluido en el libro, es necesario recorrer previamente, junto al perro protagonista, todos los rincones del barrio. El chucho mapea como nadie la ciudad dejando señuelos y haciendo las travesuras estrictamente necesarias en su camino (¿Cómo no cabrear un poco a Bruto? ¿Cómo permanecer impasible ante los suntuosos chorizos del carnicero?) En el sendero el lector debe estar atento a los caricaturescos ciudadanos que deambulan por pasos de cebra, parques y comercios,... Seguir leyendo
El camino a tu casa
Para no olvidar el camino a tu casa,
confeccioné un mapa.
Primera parada,
el contenedor de la esquina.
Luego a la derecha,
hasta llegar al amigo
de las palomas.
En el parque sigo la ruta farola-banco-papelera.