Contra la soledad de la tortuga, frente a la indiferencia de todos aquellos que siempre tienen algo más importante que hacer, para eliminar la tristeza, los sufrimientos, el frío, los prejuicios o la incomprensión de un erizo solitario… Nada mejor que un abrazo, ese que buscan desesperadamente ambos animales ante la insensibilidad del resto de habitantes del bosque. Pero tarde o temprano surge algo, un encuentro, un momento mágico y explosivo que hace cambiar el curso de la narración (e incluso el sentido de lectura de la misma) Un cuento bañado de ternura, ilustrado con poética sencillez, para leer en los días grises y sentirse abrigados, que proyecta un mensaje positivo al que llegamos gracias a la intervención del siempre sabio búho.

Contra la soledad de la tortuga, frente a la indiferencia de todos aquellos que siempre tienen algo más importante que hacer, para eliminar la tristeza, los sufrimientos, el frío, los prejuicios o la incomprensión de un erizo solitario… Nada mejor que un abrazo, ese que buscan desesperadamente ambos animales ante la insensibilidad del resto de habitantes del bosque. Pero tarde o temprano surge algo, un encuentro, un momento mágico y explosivo que hace cambiar el curso de la narración (e incluso el sentido de... Seguir leyendo

- Hola -dijo Erizo.

- Hola -dijo Zorro.

- Por favor, ¿puedes darme un abrazo? -preguntó Erizo.

- Me encantaría -contestó Zorro-, pero ahora tengo que derribar ese cubo de basura.

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Tortuga estaba triste.

Tan triste como puede estar una tortuga.

Tan triste que solamente una cosa podía ayudarle..