El tándem Pettson y Findus, formado por un granjero y un gato con sentimientos humanos, ha alegrado los días y noches de miles de niños suecos a lo largo de varias décadas. En su labor de recuperación de las mejores historias nacidas del estudio de Sven Nordqvist, autor galardonado con premios tan prestigiosos como el Swedish Literature Award, German Youth Literature Prize o Elsa Beskow Medal, llega este nuevo capítulo en el que descubrimos el mal humor que el protagonista posee en determinados momentos (por ejemplo ante los días grises). Un estado de ánimo que el fiel minino quiere transformar a toda costa. Para ello propone pasar un día de pesca, una excursión para apreciar el silencio, el olor de la naturaleza, los colores inigualables del bosque cercano y, de paso, capturar algunos sabrosos ejemplares para la comida del día. Pero las buenas intenciones a veces chocan con la particular forma de ser de ambos personajes, nada que no pueda solucionar el carisma y tesón del felino. Un libro ilustrado que nos transporta al encantador paisaje nórdico a través de elaboradas estampas en las que siempre se atisban pequeñas notas de humor, y que acerca las aventuras y desventuras de este particular dueto a los lectores de otras latitudes.
El tándem Pettson y Findus, formado por un granjero y un gato con sentimientos humanos, ha alegrado los días y noches de miles de niños suecos a lo largo de varias décadas. En su labor de recuperación de las mejores historias nacidas del estudio de Sven Nordqvist, autor galardonado con premios tan prestigiosos como el Swedish Literature Award, German Youth Literature Prize o Elsa Beskow Medal, llega este nuevo capítulo en el que descubrimos el mal humor que... Seguir leyendo
Pettson se va de pesca
Era otoño, el viejo Pettson estaba sentado en la cocina bebiendo el café de la mañana.
Inmóvil, miraba el día gris por la ventana; no estaba nada contento.
El gato Findus, por otro lado, se sentía de lo más enérgico. No podía quedarse quieto ni un momento, y tampoco quería estarlo. Saltó por la silla, se mordió la cola, se subió a la mesa, tomó un sorbo de café, tiró un terrón de azúcar; lo siguió hasta el suelo, se subió al sofá, volvió a la mesa...