Carlos Vila Sexto propone a los lectores juveniles una auténtica experiencia transmedia. Más allá de la historia, urdida con gran originalidad de forma brillante, la trama se extiende a una colección de canciones que constituyen la banda sonora original de la novela (vía Spotify) y; códigos QR que permiten el acceso inmediato a una web exclusiva con abundante material extra (árbol genealógico, acceso a sorteos, vídeos 360º...) Desde los primeros lances advertimos distintos pasajes que hacen referencia a diversos referentes de una determinada generación de adolescentes que pueden identificarse con el protagonista (las novelas de John Green); pero también aspectos que revelan la formación "diferente" de Leo (el cine clásico, novelas ampliamente ponderadas en el siglo XX...). Esa contextualización permite descubrir a un personaje, el joven que va a vivir esta insólita aventura, muy cercano al perfil de muchos de los que disfrutarán cada capítulo. Fallecido junto a su familia, no se trata del clásico espectro tan común en otras novelas fantásticas sino que posee la facultad de regresar a su cuerpo durante buena parte del día. Esa particularidad le permite continuar con sus quehaceres y rutinas diarias (los exámenes, las relaciones con sus amigos y compañeros...); pero al mismo tiempo le provoca numerosos conflictos. Al mismo tiempo que supera la difícil frontera de la adolescencia, se enfrenta a los fantasmas de sus ancestros y a los condicionantes que le imponen sus padres, también habitantes del limbo. Editado con numerosos detalles gráficos de gran elegancia y una camisa exterior de original diseño, se trata de una propuesta crossover trazada con mucho humor e ingenio.
Carlos Vila Sexto propone a los lectores juveniles una auténtica experiencia transmedia. Más allá de la historia, urdida con gran originalidad de forma brillante, la trama se extiende a una colección de canciones que constituyen la banda sonora original de la novela (vía Spotify) y; códigos QR que permiten el acceso inmediato a una Seguir leyendo
Morir no es nada del otro mundo
De pequeño siempre pensé que la adolescencia sería algo emocionante.
A los quince años ya me había leído todas las novelas de John Green, me sabía de memoria Las ventajas de ser un marginado y había convertido a Molly Ringwald en mi amor platónico tras devorar El club de los cinco.