Gustavo Martín Garzo, viejo amigo y admirador de los cuentos tradicionales y del valor de las leyendas ancestrales, teje un poético relato que se enmaraña en la profundidad de los bosques, ese lugar donde se escuchan los ecos de la magia y lo imposible puede convertirse en realidad. La historia nos habla de Esteban, un joven leñador solitario y eremita que vive en perfecta armonía con la naturaleza tras su orfandad. De forma casual va a ver trastornado su espíritu al descubrir un cofre en cuyo interior esconde una mano con vida propia que pertenece a una mujer. A partir de esta insólita experiencia, la extremidad acompañará siempre el camino del protagonista permitiéndole vivir de otra forma su existencia. Un canto a la inocencia, a la que el autor apela evocando el recuerdo de la infancia, la pureza de sentimiento, la ilusión por no perder nunca la curiosidad, arma necesaria para sobrevivir en un mundo lleno de espinas. Nada mejor para retratar este onírico escenario que el arte de Mo Gutiérrez Serna, que apuesta por vaporosas metáforas y un juego de cromatismos figurativos, un discurso gráfico que refuerza el carácter mágico y perturbador de este relato.
Gustavo Martín Garzo, viejo amigo y admirador de los cuentos tradicionales y del valor de las leyendas ancestrales, teje un poético relato que se enmaraña en la profundidad de los bosques, ese lugar donde se escuchan los ecos de la magia y lo imposible puede convertirse en realidad. La historia nos habla de Esteban, un joven leñador solitario y eremita que vive en perfecta armonía con la... Seguir leyendo
La Princesa Manca
Hace muchos años, en el corazón de un remoto bosque, vivió un muchacho bondadoso. Se llamaba Esteban y era leñador. Sus padres murieron muy pronto, quedando así al amparo de su abuelo, quien se había ocupado de él hasta el momento en el que cumplió doce años. Entonces también murió su abuelo, haciéndole comprender con ello que todo lo que nacía estaba destinado a morir.