Desde algún lugar lejano (pero, según el remitente, feliz); el perro Alfi trata de mitigar la tristeza que sufre Inés tras la muerte de su mascota. En el interior de cada sobre, el can envía notas en las que narra cómo es su vida ahora, en un limbo repleto de parques, palos, chuches para animales y ausencia total de los siempre inoportunos gatos. A pesar de ese paradisiaco estatus, el singular escribiente también aporta algunas reflexiones que dejan entrever cuanto echa de menos a su dueña y todo lo que disfrutó en su compañía. La lectura y el cariño de la familia animarán a la pequeña a contestar a su añorado amigo con un mensaje enternecedor. Un álbum cincelado con la sensibilidad necesaria para afrontar el duelo y la pérdida de los que amamos, que sirve como excelente herramienta para que padres y madres traten este tema con los pequeños cuando llegue el momento. Las ilustraciones, a cargo de la madrileña Patricia Metola, plasman con delicada poesía los dos mundos, terrestre y onírico, en los que transcurre la historia.

Desde algún lugar lejano (pero, según el remitente, feliz); el perro Alfi trata de mitigar la tristeza que sufre Inés tras la muerte de su mascota. En el interior de cada sobre, el can envía notas en las que narra cómo es su vida ahora, en un limbo repleto de parques, palos, chuches para animales y ausencia total de los siempre inoportunos gatos. A pesar de ese paradisiaco estatus, el singular escribiente también aporta algunas reflexiones que dejan entrever cuanto echa de menos a su dueña y todo lo que... Seguir leyendo