Las grullas son un símbolo nipón tradicionalmente asociado a la buena suerte y a valores como la lealtad y el honor. En la isla de Hokkaido tuvo lugar una hermosa historia que el autor e ilustrador Luciano Lozano adapta y moldea con significativas aportaciones que dotan de mayor profundidad y lirismo a la trama. Conocemos el relato de Yoshitaka Ito -Tancho- desde la infancia, momento en el que empezó a observar a estas aves y a preocuparse por su bienestar, fascinado por la extraña danza que desarrollaban sobre la nieve. Con el paso de los años, la atención recibida por aquel muchacho provocó que esta comunidad de gruiformes aumentara significativamente, salvándola de su extinción en Japón. El legado de aquella labor, en esta versión en formato álbum, es recogido por la hija del protagonista, que continua disfrutando cada invierno de la incomparable elegancia de estos animales, protegidos –gracias a la decisiva acción de su padre-, por el Centro de Conservación erigido en memoria del “Guardián de las grullas”. Un delicado trabajo artístico, puro disfrute para los sentidos, bañado en melancolía.
Las grullas son un símbolo nipón tradicionalmente asociado a la buena suerte y a valores como la lealtad y el honor. En la isla de Hokkaido tuvo lugar una hermosa historia que el autor e ilustrador Luciano Lozano adapta y moldea con significativas aportaciones que dotan de mayor profundidad y lirismo a la trama. Conocemos el relato de Yoshitaka Ito -Tancho- desde la infancia, momento en el que empezó a observar a... Seguir leyendo
Tancho
Yoshitaka vivía junto a los humedales de Hokkaido.
Con las primeras nieves
llegarían las grullas a los humedales de la isla
para pasar el invierno.
A Tancho le gustaba mirar la extraña danza de las grullas
desde su ventana.
Todo comenzaba con una canción.