¡Un momento! ¿Vas a echar a hervir esos vegetales? ¿A punto de introducir en la licuadora un puñado de frutas? Antes de cometer una tropelía deberías leer esta colección de historias. En ellas descubrirás que determinadas verduras y simientes tienen una vida plena, en la que cuentan con la ayuda inestimable del hombre, hasta que todo cambia de repente, entonces ocurre... Ojo, ¡determinadas acciones podrían considerarse incluso delictivas…! Humor negro y rebosante creatividad son la base de una colección de relatos, ilustrados con brillantez, en la que se plantean diversos casos protagonizados por productos de la huerta que suelen terminar en nuestros platos. La forma en la que se describen asesinatos, torturas y venganzas, a través de acciones cotidianas que creíamos exentas de crudeza o bromeando sobre las características físicas de cada alimento, así como la calidad indiscutible de las creaciones gráficas, en las que se dota de sentimientos (terroríficos) a tomates, coles, zanahorias, guisantes, cebollas y demás familia, convierten esta obra en un soplo de aire fresco en el panorama de la creación literaria para lectores preadolescentes. Como dice la autora en su advertencia final, no hay por qué tener miedo, son historias inventadas "igual que las de monstruos, ranas que se convierten en príncipes o brujas que se comen a niños, pero observad a vuestros padres. ¿Sienten escalofríos?"
¡Un momento! ¿Vas a echar a hervir esos vegetales? ¿A punto de introducir en la licuadora un puñado de frutas? Antes de cometer una tropelía deberías leer esta colección de historias. En ellas descubrirás que determinadas verduras y simientes tienen una vida plena, en la que cuentan con la ayuda inestimable del hombre, hasta que todo cambia de repente, entonces ocurre... Ojo, ¡determinadas acciones podrían considerarse incluso delictivas…! Humor negro y rebosante creatividad son la... Seguir leyendo
HORROR
Todo comienza y termina a causa del ser humano. Sus manos laboriosas cuidan la tierra. La aran. Siembran en ella. La abonan. Para que las semillas crezcan bien y vivan más, él elige las mejores. Las mete con ternura en la tierra. Las riega. Se enfada cuando el sol deja de calentarlas con su luz.