Como ya sabíamos por anteriores propuestas, (Mi casa, Mi amigo, Lo que de verdad me gusta y Mi amor); Archibaldo es un niño muy reflexivo y sensible, su capacidad de observación le ayuda a analizar con precisión aquellas cosas que suceden en su día a día y a compartir con los lectores apreciaciones casi siempre de gran belleza y calado. En esta ocasión, mientras pasea con su madre, descubre la afición que nuestra sociedad tiene por efectuar compras, algo que le lleva a replantearse la relación que mantiene con todos los juguetes que ha ido acumulando en los últimos tiempos. Comparando esos objetos que cogen polvo en el interior de un armario o en el fondo de un cajón, con el valor que nos aportan los elementos de la naturaleza y los beneficios del contacto cotidiano con los pequeños milagros que el ecosistema ofrece en cualquier paseo, comprende el poder de las cosas que no se pueden guardar, las verdaderamente importantes. Al igual que en los capítulos precedentes, el trazo limpio y el elegante uso de los colores que bañan las escenas en las que acompañamos al pequeño, siempre escudado por un pequeño erizo con el que comparte inolvidables momentos, caracterizan la colaboración entre Desbordes y Martin, dos nombres que ya han alcanzado gran notoriedad en el panorama de la literatura infantil durante estos últimos años.
Como ya sabíamos por anteriores propuestas, (Mi casa, Mi amigo, Lo que de verdad me gusta y Mi amor); Archibaldo es un niño muy reflexivo y sensible, su capacidad de observación le ayuda a analizar con precisión aquellas cosas que suceden en su día a día y a compartir con los lectores apreciaciones casi siempre de gran belleza y calado. En esta ocasión, mientras... Seguir leyendo
Las cosas que importan
Archibaldo da una vuelta por la ciudad.
Hay montones de cosas en los escaparates y mucha gente que se detiene a mirarlas.
Debe de tratarse de cosas importantes, piensa.
A veces, también a él le gustaría tener algunas de esas cosas.