Se apagan las luces, se encienden los sueños… Lalo y Lola duermen profundamente, pero no podemos decir lo mismo de los centenares de juguetes que, a esa misma hora, cobran vida en su habitación. Tres de ellos invitan a los pequeños a emprender un viaje, aprovechando ese estado letárgico que permite tantas licencias fantásticas, al que también se suma el gato Mimí. Parece un argumento arquetípico y manido, sin embargo la desbordante imaginación de los autores y el atractivo que ofrecen los distintos escenarios, poblados de todo tipo de personajes optimistas, animales humanizados y protagonistas de conocidos cuentos, provocan adicción y despiertan la curiosidad en los lectores infantiles que, seguro, no estarán dispuestos –como ocurre a nuestra pareja de amigos-; a que la historia finalice abruptamente con el nuevo día. El desayuno puede ser un gran momento para recuperar los mejores instantes de la noche y compartir recuerdos en familia. Un encantador relato para arropar a los más pequeños de la casa en el momento de ir a la cama.

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