Observar detenidamente la entrada de los niños en la escuela es una inyección de vida y recuerdos. Frente a la vieja encina desfila un crisol de culturas, nacionalidades y formas de pensar, génesis de lo que será la sociedad del mañana. Las impresionantes ilustraciones hiperrealistas de María Girón, un sobresaliente aporte modelado a partir de técnicas digitales, duplican el valor de los versos, porque es poesía lo que Antonio Rubio regala en la descripción del día a día de la escuela ideal, los sueños de los pequeños se cumplen en un lugar de paz y convivencia donde todo el mundo es bienvenido. La metáfora final, una coda sumamente bella al relato, compara los caminos de tantos recién llegados con los viajes que emprenden delfines, calderones, gaviotas y golondrinas por cielo y mar. Una obra necesaria en tiempos grises que realza el valor de la convivencia armónica y el respeto a la diferencia.
Observar detenidamente la entrada de los niños en la escuela es una inyección de vida y recuerdos. Frente a la vieja encina desfila un crisol de culturas, nacionalidades y formas de pensar, génesis de lo que será la sociedad del mañana. Las impresionantes ilustraciones hiperrealistas de María Girón, un sobresaliente aporte modelado a partir de técnicas digitales, duplican el... Seguir leyendo
Con los brazos abiertos
El umbral de mi escuela es una encina
con latido de árboles ancianos.
Hay cabellos dormidos o rizados,
cabellos como nube o como trigo,
cabellos surtidor o destrenzados.
Colores de la piel igual que el barro,
colores de crecientes arcoíris,
colores viento, lluvia, trueno, sándalo.