La influencia que determinados autores ligados a la fantasía y la ciencia ficción ha ejercido en la trayectoria de un grupo de destacados escritores españoles sirve como base a esta nueva propuesta de Kalandraka, que sigue el esquema ya presentado en Escritos en la guerra, en el que otros tantos autores tomaban, en aquella ocasión, el conflicto bélico como punto de partida para presentar sus ficciones. Manuel J. Rodríguez, Ricardo Gómez, Marcos Calveiro, Sofía Rhei, Daniel Hernández, Eduardo Vaquerizo y Carmela Trujillo muestran su profundo afecto y conocimiento de la vida y obra de Michael Ende, Diana Wynne Jones, Philip K. Dick, J. R. R. Tolkien, Terry Pratchett, Ursula K. Le Guin o Stanislaw Lem. Los textos indagan en la chispa inicial que prendió el fuego de la creatividad de estos nombres fundamentales de la literatura contemporánea, las vivencias (algunas extremas) que provocaron ese afán por capturar el presente e inventar escenarios para sus novelas o en algunos de los escenarios y personajes más destacados de sus propuestas. El propio Chambers, parte activa de la antología, coordina la colección en la que cuentan con las siempre inspiradoras ilustraciones del Premio Internacional Compostela Federico Delicado, imágenes teñidas de misterio y deudoras de las atmósferas planteadas por los homenajeados.
La influencia que determinados autores ligados a la fantasía y la ciencia ficción ha ejercido en la trayectoria de un grupo de destacados escritores españoles sirve como base a esta nueva propuesta de Kalandraka, que sigue el esquema ya presentado en Escritos en la guerra, en el que otros tantos autores tomaban, en aquella ocasión, el conflicto bélico como punto de partida para presentar sus ficciones. Manuel J. Rodríguez,... Seguir leyendo
Escritos de otro mundo
El verano no había terminado, pero parecía que el otoño tenía prisa por llegar al Valle de los Espíritus Benditos. Escuadrones de pequeñas nubes avanzaban hacia el oeste como si quisieran anunciarlo.
- Mira: ¡esa parece un dragón! -señalo Manu, pegando la cabeza a la de su amiga Angie, mientras apuntaba al cielo con el dedo.