Conocemos a Rot Pata Tero, la peculiar patata mutante, de anteriores andanzas pero nunca habíamos visto tanto entusiasmo por emprender una nueva aventura. La razón es sencilla, acaba de descubrir su pasión por la espatatología (no confundir con la espeleología). Aunque es verdad que existen analogías entre ambas prácticas, en esta respetable afición los tubérculos excavan sus propias cuevas en el barro con la ilusión de encontrar algún tesoro perdido. Hasta ahora la colección de hallazgos ha sido variopinta y muy lejana a los objetivos, pero, ¿quién sabe? Lo importante es seguir perforando y mejor aún si se hace en la mejor compañía. Por eso cuenta sus planes tanto a su mejor "tuberculega", Gusanillo, -absorto en la lectura-; como a su hermana Tata -prefiere el monopatín-; o su hermano mayor, dormilón empedernido. Tras sendas negativas descubre a solas, en una galería, una vieja corona que infunde en Rot sueños ególatras y transporta a los protagonistas a escenas de otro tiempo. Un cómic divertido y original que contribuye a seguir configurando el universo sentimental de este alocado personaje, sobre el que Clanton aporta, a modo de epílogo, curiosidades y consejos para llevar a cabo nuestras propias prácticas de esta nueva disciplina científica, canciones, pasatiempos y hasta esbozos básicos para, paso a paso, aprender a dibujar a una de las simpáticas protagonistas. 

Conocemos a Rot Pata Tero, la peculiar patata mutante, de anteriores andanzas pero nunca habíamos visto tanto entusiasmo por emprender una nueva aventura. La razón es sencilla, acaba de descubrir su pasión por la espatatología (no confundir con la espeleología). Aunque es verdad que existen analogías entre ambas prácticas, en esta respetable afición los... Seguir leyendo