Las sombras de los protagonistas, como los paisajes y estampas que forman parte de esta oscura historia, han sido retratadas con grabados en linóleo por el propio artista, popular en el territorio de la novela gráfica en Dinamarca (donde obtuvo el Premio de LIJ Soren Gyldendal en 2021 o el Premio de LIJ del Ministerio de Cultura). Encuadrado en la colección Magnolia, que da cobertura a proyectos en otros formatos (Liana publica habitualmente cómic); nos hallamos ante una novela compleja que admite dos niveles de lectura en donde prólogo y epílogo forman parte dinámica de la trama. La apuesta gráfica concuerda con el universo personal de Gro, habituada a sobrevivir a situaciones extremas en clase como consecuencia de su apariencia física, sin padre, con una madre sumida en ciertas adicciones y un perro enfermo. Una desestructuración personal que, sin embargo, genera instantes luminosos y emotivos, en donde se atisban pequeños homenajes o influencias de autores clásicos como Ende disfrazados tras las esquinas de una travesía fantástica en la que nos rodeamos de brotes de otras muchas historias, asistimos a la eterna lucha entre el bien y el mal o nos contagiamos del coraje de la protagonista. Te gustará más o menos, eso no lo sabemos, pero sí que no te dejará indiferente.
Las sombras de los protagonistas, como los paisajes y estampas que forman parte de esta oscura historia, han sido retratadas con grabados en linóleo por el propio artista, popular en el territorio de la novela gráfica en Dinamarca (donde obtuvo el Premio de LIJ Soren Gyldendal en 2021 o el Premio de LIJ del Ministerio de Cultura). Encuadrado en la colección Magnolia, que da cobertura a proyectos en otros formatos (Liana publica habitualmente cómic); nos hallamos ante una novela compleja que admite dos niveles de... Seguir leyendo
GRO
Orson se detuvo en la plaza de Vesterbro. La lluvia tamborileaba en el paraguas negro mientras sacaba su reloj plateado de bolsillo. En el reverso tenía grabada la silueta de un árbol.
La plaza estaba casi desierta, pero las sombras de las gentes que la cruzaban parecían desmoronarse, aunque sus propietarios hubiesen ya desaparecido por las calles laterales.