El día en que abandonas la costumbre de mirar las nubes e imaginar formas en ellas dejas, un poco, de ser un niño. Nuestra vida cotidiana está poblada de espectáculos naturales únicos y, sin embargo, a veces no advertimos esos pequeños milagros, absortos en otras preocupaciones y distracciones mundanas. La autora invita a recobrar la observación curiosa que nunca debimos abandonar, escuchar los sonidos que brotan de todos los rincones, reencontrarnos con pequeñas islas de inocencia y pureza, a sentir el tacto de las flores, el olor inconfundible de un día de lluvia, la paleta de colores solo presentes en un atardecer. Para ello enmarca sus versos entre las ilustraciones, vitalistas y caracterizadas por las tonalidades intensas por las que deambula siempre el mismo niño, tal vez aquel que fuimos y que queremos recuperar, ideadas por la siempre genial Mo Gutiérrez Serna, que captura lo que a nuestros ojos parece inabarcable: el viento en los mares de trigo, el cambio del color del campo en el estío, el vuelo errático de una mariposa, la cadencia de los copos de nieve, el pensamiento circular en el que caemos a través de las ensoñaciones. Un emocionante llamamiento para conectarnos a la esencia de nuestro ser y saborear el efecto, terapéutico, sanador, poético; que produce el contacto armónico con el medio ambiente, tejido con un hilo conductor muy original: la presencia constante de los hidrometeoros durante las cuatro estaciones del año.
El día en que abandonas la costumbre de mirar las nubes e imaginar formas en ellas dejas, un poco, de ser un niño. Nuestra vida cotidiana está poblada de espectáculos naturales únicos y, sin embargo, a veces no advertimos esos pequeños milagros, absortos en otras preocupaciones y distracciones mundanas. La autora invita a recobrar la observación curiosa que nunca debimos abandonar, escuchar los sonidos que brotan de todos los rincones, reencontrarnos con pequeñas islas de inocencia y pureza, a sentir el... Seguir leyendo
BANDADA DE NUBES

Hoy salimos con la primavera
despeinando nuestros pensamientos.
Mamá, ¿dónde está el aire?
Mar de nubes
Desde la montaña
contemplo el mar de nubes.
Ese plumón blando
que cubre el alba.
Ese muelle hasta mis alas
que se escapa de mis pies.