La princesa lo tiene claro: aunque le ha salido un grano gordísimo en la nariz y le duele un montón no está dispuesta a ir al hospital. ¡A esconderse tocan! Después de buscarla en los sitios más insospechados, el rey por fin la encuentra y la llevan a rastras a la clínica. Allí descubrirá lo que significa que a una la traten como a una princesa. Una vez más, Tony Ross nos hace un magnífico regalo a sus lectores. Estamos ante un relato sencillo, apenas un par de líneas por página, pero desbordante de humor, alegría y complicidad con el mundo infantil. Texto e ilustraciones pasean gozosas de la mano y provocan un irresistible cosquilleo en el más gozoso de los ombligos: el del corazón.
La princesa lo tiene claro: aunque le ha salido un grano gordísimo en la nariz y le duele un montón no está dispuesta a ir al hospital. ¡A esconderse tocan! Después de buscarla en los sitios más insospechados, el rey por fin la encuentra y la llevan a rastras a la clínica. Allí descubrirá lo que significa que a una la traten como a una princesa. Una vez más, Tony Ross nos hace un magnífico regalo a sus lectores. Estamos ante un relato sencillo, apenas un par de líneas por página, pero desbordante... Seguir leyendo
No quiero ir al hospital
—¡Ay, ay, ay, aaayyy...! —se quejaba la princesa— ¡Me duele la nariz!
—Tienes un pequeño bulto —dijo la doctora.
—¡Yo se lo quito! —intervino el general sacando su espada.
—No —dijo la doctora—, no se le puede quitar así. Su alteza tiene que ir al hospital.