Mi vida de perro
Siempre me han dado miedo los perros. Algo debió de ocurrirme de niño. Tenía un perro que se parecía a Milú, pero con unas patas muy cortas. ¡Algo debió de ocurrir! Porque me asustaban todos los perros y, al volverme adulto, me pareció deplorable. Así que me compré dos napolitanos muy feroces y, a la larga, ya no me dieron miedo... ¡pero los demás, sí! Al mismo tiempo, me atraen mucho los perros y, curiosamente, siempre he tenido uno, a pesar de lo nervioso que me ponen.