El secreto del hombre muerto
Perdido en aquella ciudad llena de canales, Luca se mordía los labios para no llorar. No quería que lo vieran con los ojos enrojecidos por el llanto.Venciendo la timidez, la vergüenza y la tristeza, había llamado a muchas puertas. Se ofrecía como ayudante de criado, para cualquier trabajo doméstico, a cambio de techo y comida.