La reina de la laguna
La góndola con las dos muchachas venía de uno de los canales laterales. Tuvo que esperar hasta que los barcos de la regata cruzaran el Gran canal; incluso algunos minutos después continuaba reinando tal caos de botes y vaporetos que el gondolero prefirió aguardar.
-Enseguida continuamos -gritó a las muchachas, cogiendo la pértiga con las manos-. No tenéis prisa, ¿verdad?