Babayaga
Babayaga sólo tenía un diente. Puede que por eso fuera tan mala.
Desde pequeñita tuvo que sufrir las burlas de sus compañeros, y nadie, ni siquiera Papayaga y Mamayaga, pudieron consolarla.
Ella quería ser como los otros niños a toda costa y aprendió a silbar, a mentir, a eructar y, sobre todo, a masticar con un solo diente.
Sólo para practicar, se comió su perro Guauguauyaga...