Cinco enfados
Cinco motivos son un montón de motivos.
Y Carlos los tenía.
Estaba enojado porque su papá no quería comprarle un helado.
Estaba irritado porque su mamá tenía trabajo y no podía jugar con él.
Estaba furioso porque su hermana le había roto su tractor favorito.
Estaba disgustado porque lo mandaban a la cama temprano.
Y, además, estaba rabioso porque sí.