Cuentos de Andersen
¡Se han muerto mis pobrecitas flores! –exclamó la pequeña Ida-. ¡Tan bonitas como estaban ayer, y ahora todas las hojas cuelgan muestias! ¿Por qué hacen esto? –preguntó al estudiante que permanecía sentado en el sofá y a quien quería mucho, pues sabía contar las más hermosas historias y recortar los más graciosos muñecos de papel: corazones, con señoritas que bailaban; flores, castillos grandes con puertas que una podía abrir y cerrar. Era un estudiante muy divertido-. ¿Por qué están hoy mis flores tan desmayadas? –volvió a preguntar, mostrándole el ramo completamente marchito.