Alto riesgo
Fue un día espantoso. El otoño pasado. Caían las primeras hojas y nosotros tres estábamos deprimidos. Dejamos a mi padre en la cocina, con el móvil pegado a la oreja, y nos unimos a la fila de tipos de la mudanza que sacaban las cajas a la calle. Esperamos pacientemente junto al camión mientras cargaban con trozos de nuestras vidas los colocaban en aquella oscura caverna. Mientras, mi padre hablaba a voces con Margaret Samuels, su secretaria de Spere.
Recuerdo que a Matty le preocupaba mucho su colección de peluches y que mi madre se hizo cargo del material frágil: figuritas de cristal, adornos y esas cosas.
Nos mudábamos.