El cementerio va a trasladarse a un nuevo y definitivo emplazamiento por razones de seguridad (bajo el cementerio pasa una línea de metro). Esta noticia supone para Draculeón y Carmela una auténtica catástrofe. Tienen que mudarse y llevarse un montón de libros. Pero ¿dónde?, ¿a la librería del padre de Daniel?, ¿a la biblioteca municipal?, ¿a otro cementerio? El lugar que elijan ha de estar a menos de un kilómetro de distancia, de lo contrario se secarán y desaparecerán convertidos en polvo. ¿Encontrarán el lugar apropiado?
El cementerio va a trasladarse a un nuevo y definitivo emplazamiento por razones de seguridad (bajo el cementerio pasa una línea de metro). Esta noticia supone para Draculeón y Carmela una auténtica catástrofe. Tienen que mudarse y llevarse un montón de libros. Pero ¿dónde?, ¿a la librería del padre de Daniel?, ¿a la biblioteca municipal?, ¿a otro cementerio? El lugar que elijan ha de estar a menos de un kilómetro de distancia, de lo contrario se secarán y desaparecerán convertidos en... Seguir leyendo
La ciudad de los bebedores de tinta
Carmela y yo estábamos bebiendo tranquilamente un libro con nuestra pajita para dos cuando Draculeón entró en tromba en la cripta-comedor.
–¡Es una catástrofe, chicos! –se quejó antes de introducirse en su ataúd.
Pero éste, que era muy viejo y estaba en muy mal estado, se vino abajo con gran estruendo.
–¿Te has hecho mucho daño? –le preguntó su sobrina Carmela con una dulce sonrisa.