Cuatro sugerentes casos detectivescos en cuya resolución, los niños protagonistas deberán emplear toda su sagacidad. Las tramas se sitúan en ambientes cotidianos y, pese a su ingenua simplicidad, el planteamiento y desarrollo estánn llenos de ingenio. Las resoluciones rebosan sentido del humor. Los textos son claros y sencillos y las ilustraciones cumplen a la perfección la tarea de explicitar de modo visual las distintas pistas suministradas a lo largo de la narración, convirtiéndose en un valioso apoyo a la labor de los aprendices de detective.Cuatro sugerentes casos detectivescos en cuya resolución, los niños protagonistas deberán emplear toda su sagacidad. Las tramas se sitúan en ambientes cotidianos y, pese a su ingenua simplicidad, el planteamiento y desarrollo estánn llenos de ingenio. Las resoluciones rebosan sentido del humor. Los textos son claros y sencillos y las ilustraciones cumplen a la perfección la tarea de explicitar de modo visual las distintas pistas suministradas a lo largo de la narración, convirtiéndose en un valioso apoyo a la labor de los aprendices de detective.
Historias de detectives
«¡Mi bocadillo no está!», increpa Leo. «¡Qué fastidio!». «Ayer también desapareció mi bocadillo de jamón», dice Tesa. «¡Creo que hay un ladrón en nuestra escuela!». Los niños de la clase de 2º A piensan qué hacer en ese momento. Deciden por unanimidad que Juan y Vivi deben resolver el caso. La señorita Jiménez está de acuerdo.