Cuentos orientales del Asia Menor
Alguien estuvo allí y alguien no estuvo.
Allá en tiempos lejanos vivía en Kandagar un padischá que tenía una única hija llamada Nushaperí-janum. Y cuidaba de ella como de las niñas de sus ojos. El padischá era un hombre malvado y cruel. Bajo su férula el pueblo de su país lloraba lágrimas de sangre.
Tenía aquel padischá un recaudador de tributos que no le iba a la zaga a su soberano en cuanto a crueldad. Le sacaba a la gente tres veces más de lo que ordenaba el padischá. Tales eran los desmanes del recauadador, que la gente empezaba a huir de la ciudad.