La clase de la señorita Montse se convierte en un improvisado foro de debate en el que cada niño expresa su opinión ante el comentario sexista de uno de los alumnos, convencido de que las chicas no pueden ser bomberas. La autora aprovecha esta pequeña anécdota para plantear al pequeño lector una reflexión en torno a ideas preconcebidas y tópicos sexistas aún presentes en la sociedad, con la intención de conducirle a la conclusión de que las diferencias de género no implican ni deben traducirse en diferencias sociales.La clase de la señorita Montse se convierte en un improvisado foro de debate en el que cada niño expresa su opinión ante el comentario sexista de uno de los alumnos, convencido de que las chicas no pueden ser bomberas. La autora aprovecha esta pequeña anécdota para plantear al pequeño lector una reflexión en torno a ideas preconcebidas y tópicos sexistas aún presentes en la sociedad, con la intención de conducirle a la conclusión de que las diferencias de género no implican ni deben traducirse en diferencias sociales.
Mercedes quiere ser bombera
Mercedes y Miguel son amigos. Cada mañana van juntos al colegio, por el camino hablan de muchas cosas y se lo pasan muy bien. En el patio les esperan Isabel y Javier, dos hermanos mellizos, casi iguales, a quienes les gusta compartir la ropa y los juguetes.