Roser Capdevila nos ofrece una mirada aguda e irónica, que retiene detalles y nos permite hablar de la complejidad del mundo que nos rodea. Su propuesta, llena de matices, humaniza calles y estaciones y logra hacer que la multiplicidad de personas, oficios y actitudes sea un punto de partida para conversar sobre lo que ocurre alrededor: acciones, pensamientos, mucha gente haciendo cosas divertidas. Aunque es un libro de pequeños detalles, no propone encontrar qué se ha perdido, sino mirar despacio y sonreír.
Roser Capdevila nos ofrece una mirada aguda e irónica, que retiene detalles y nos permite hablar de la complejidad del mundo que nos rodea. Su propuesta, llena de matices, humaniza calles y estaciones y logra hacer que la multiplicidad de personas, oficios y actitudes sea un punto de partida para conversar sobre lo que ocurre alrededor: acciones, pensamientos, mucha gente haciendo cosas divertidas. Aunque es un libro de pequeños detalles, no propone encontrar qué se ha perdido, sino mirar despacio y sonreír.