Una noche con los osos
El invierno había llegado, y el lago estaba helado. Todo el pueblo había acudido a patinar. Pero Pablo no sabía, y escondido detrás de unos grandes montículos de nieve miraba cómo patinaban los demás. El lago estaba repleto de patinadores. Algunos pasaban a toda velocidad, otros patinaban con tranquilidad, y había los que hacían figuras y giros. Pablo los observaba y deseaba más que nada saber patinar como ellos.