Un pequeño accidente sirve como pórtico humorístico y tierno para adentrar al lector en el mundo narrativo que se alimenta del prodigioso caudal de Las mil y una noches. El ritmo, los personajes, los ambientes y las fórmulas de los contadores de cuentos orientales son recreados para desarrollar un argumento al más puro estilo árabe, engarzando con maestría unas historias con otras hasta desembocar en un final sorprendente y feliz, como corresponde a un cuento clásico. Los lectores, como los niños que escuchan embelesados al tío, agradecerán el regalo que supone una buena historia bien contada. Un pequeño accidente sirve como pórtico humorístico y tierno para adentrar al lector en el mundo narrativo que se alimenta del prodigioso caudal de Las mil y una noches. El ritmo, los personajes, los ambientes y las fórmulas de los contadores de cuentos orientales son recreados para desarrollar un argumento al más puro estilo árabe, engarzando con maestría unas historias con otras hasta desembocar en un final sorprendente y feliz, como corresponde a un cuento clásico. Los lectores, como los niños que escuchan embelesados al tío, agradecerán el regalo que supone una buena historia bien... Seguir leyendo

El tío Bin Floren

Llueve.
En el portal de María la Navarra, tres amigos están sentados en los peldaños de la escalera: Ignacio, Maite y Tomasito.
–¡Qué plomazo de tiempo! –dice Ignacio a los otros dos–. Si sigue lloviendo así, nos va a salir moho a todos.
–¿Moho? –pregunta Tomasito inquieto.
Tomasito es el más joven de los tres amigos, y su viva imaginación hace que se lleve un susto mayúsculo.
–¿También nos va a salir moho a nosotros? –le pregunta, aterrado, a Ignacio.
–Tranquilo, Tomasito –le dice Maite–, que a nosotros no nos va a pasar nada.