Un poema para curar a los peces
–¡Mamá, mi pez se muere! ¡Corre!, se muere de aburrimiento, mi querido León.
La Mamá miró a Adrián, cerró los ojos, volvió a abrirlos... Sonrió:
–¡Tienes que darle un poema inmediatamente! Y se marchó a su clase de trombón.
–¿¡Un-po-e-ma!? Pero ¿qué es un poema? Adrián fue a mirar en el armario de la cocina:
–¿Hay aquí algún poema?
–Aquí no hay poeeeeeemaaaas, respondieron susurrando los fideos.
Adrián rebuscó en el armario de las escobas.
–Aquí do hay dingún boema, dijo la fregona, que siempre está resfriada.