A una nariz pegado
La música para mí..., no sé, es como una bola de cristal con un mundo dentro, donde al mismo tiempo nieva, llueve..., y brilla la luna. Mi cabeza está llena de melodías que canto cuando estoy contenta, cuando me ducho, cuando camino por el pasillo imaginándome que paseo por París, recorriendo una avenida a la orilla del río Sena, donde estuvimos de vacaciones en Semana Santa y cuya imagen se me quedó grabada en el recuerdo, como una calcomanía.