El caso de las flexiones con consecuencias
–¿Cómo dice usted que se llama el pepino? –preguntó la señora Sulte-Stratmann atónita.
–¡Hilde Salvaje! –contestó tía Hilde radiante.
–¡De cultivo propio! –añadió tío Werner, inflándose de orgullo como un pavo real–. Algunos cultivan rosas, y yo, pepinos.
Nosotros conocíamos de sobra los pepinos cultivados por el tío Werner. De hecho, en una ocasión, fueron motivo de uno de nuestros casos.
–¡Y todo estrictamente biológico! –continuó el tío Werner–. En nuestra asociación no se permite la utilización de fertilizantes químicos. Así lo establecen los Estatutos.