Publicada en 1937, El Hobbit, aunque sin la fama de El señor de los anillos, es tal vez la novela clave de J. R. R. Tolkien, porque en ella aparecen ya dibujados sus fantásticos personajes. El hobbit Bilbo Bolsón verá alterada su tranquilidad cuando el mago Gandalf y Thorin, al frente de doce enanos más, van a visitarlo y le convencen de que sin su ayuda no será posible recuperar el tesoro que el malvado dragón Smaug tiene escondido en algún lugar de la Montaña Solitaria. Las aventuras se suceden y el Hobbit las vive estupefacto, pero sale siempre indemne de los peligros gracias al arte que mejor maneja J. R. R. Tolkien: la magia de su fantástica literatura. La introducción realizada por Paola Castagno profundiza en la biografía del autor y la guía de lectura es minuciosa en lo que a bibliografía y textos complementarios se refiere.
Publicada en 1937, El Hobbit, aunque sin la fama de El señor de los anillos, es tal vez la novela clave de J. R. R. Tolkien, porque en ella aparecen ya dibujados sus fantásticos personajes. El hobbit Bilbo Bolsón verá alterada su tranquilidad cuando el mago Gandalf y Thorin, al frente de doce enanos más, van a visitarlo y le convencen de que sin su ayuda no será posible recuperar el tesoro que el malvado dragón Smaug tiene escondido en algún lugar de la Montaña Solitaria. Las aventuras se suceden y el Hobbit las vive... Seguir leyendo
El hobbit
En un agujero en el suelo, vivía un hobbit. No un agujero húmedo, sucio, repugnante, con restos de gusanos y olor a fango, ni tampoco un agujero seco, desnudo y arenoso, sin nada en que sentarse o que comer: era un agujero-hobbit, y eso significa comodidad.
Tenía una puerta redonda, perfecta como un ojo de buey, pintada de verde, con una manilla de bronce dorada y brillante, justo en el medio. La puerta se abría a un vestíbulo cilíndrico, como un túnel: un túnel muy cómodo, sin humos, con paredes revestidas de madera y suelos enlosados y alfombrados, provistos de sillas barnizadas, y montones y montones de perchas para sombreros y abrigos.