El señor Mack era degustador de galletas profesional. En su empresa se fabricaban 365 clases de galletas distintas, una por cada día del año. Y él las probaba todas. Míster Mack era el mejor degustador de galletas de toda Irlanda. Pero un día su jefe le informa de que van a dejar de fabricar tantas galletas y sólo se quedarán con las crackers, unas insípidas galletas odiadas por el degustador. En ese momento, Míster Mack decide que se convertirá en inventor chiflado. Es detenido en una oficina bancaria en el momento que intentaba pedir un crédito para financiar su nuevo invento: una sierra con forma de ametralladora. Sus hijos varones traman cómo perforar un túnel que les conduzca hasta la celda donde está preso su padre. Mientras tanto, Billie Jean, la madre –ajena a todo lo sucedido– da la vuelta al mundo para entrar en el libro Guinness de los récords. Una novela llena de historias absurdas, con una narración ágil, distribuida en capítulos breves. Contada por un narrador en tercera persona, está llena de diálogos, de notas, de recortes de prensa, y también incluye alguna que otra moraleja y un pequeño glosario al final de cada capítulo.

El señor Mack era degustador de galletas profesional. En su empresa se fabricaban 365 clases de galletas distintas, una por cada día del año. Y él las probaba todas. Míster Mack era el mejor degustador de galletas de toda Irlanda. Pero un día su jefe le informa de que van a dejar de fabricar tantas galletas y sólo se quedarán con las crackers, unas insípidas galletas odiadas por el degustador. En ese momento, Míster Mack decide que se convertirá en inventor chiflado. Es detenido en una oficina bancaria en el... Seguir leyendo