Imagina una noche
Imagina que una noche... surgen de la nieve fría y crujiente unos lechos blancos y alguien te susurra: «Sígueme».
Imagina que una noche... no consigues dormir, y saltas tan alto que te elevas sobre una colcha de campos y bosques.
Imagina que una noche... resuena un silbido en un pasillo vacío y una voz llama ¡Todos al tren! No hace falta billete para viajar a un lugar que nadie conoce.
Imagina que una noche... puedes oír –¡escucha!– un granjero que toca para arrullar sus campos: una nana para una hoja, un tronco, y una raíz...