Esta sencilla historia de animales humanizados es un buen ejemplo de cómo la economía de medios puede intensificar las sensaciones y las emociones: la belleza de una nevada que todo lo transforma y lo trastoca, la cálida relación entre madre e hijo y, de fondo, la inquietud por la vuelta del padre. Llama la atención la austeridad de las ilustraciones, que únicamente con blanco, negro, ocres y leves toques de color expresan tan bien lo cotidiano, lo afectivo. Una lectura para compartir con los pequeños. Mejor muy juntitos.
Esta sencilla historia de animales humanizados es un buen ejemplo de cómo la economía de medios puede intensificar las sensaciones y las emociones: la belleza de una nevada que todo lo transforma y lo trastoca, la cálida relación entre madre e hijo y, de fondo, la inquietud por la vuelta del padre. Llama la atención la austeridad de las ilustraciones, que únicamente con blanco, negro, ocres y leves toques de color expresan tan bien lo cotidiano, lo afectivo. Una lectura para compartir con los pequeños. Mejor muy juntitos.
Cuando deje de nevar
Aquella mañana, cuando desperté, mamá me dijo:
«No hace falta que te levantes todavía».
Y yo le dije: «¿Cómo es eso?», y ella me respondió:
«Hoy la guardería estará cerrada... ha estado nevando toda la noche y el autobús de la escuela se quedó atascado».
«Nieve!!»