Beau Geste
George Lawrence, C. M. G., oficial de distrito de primera clase, del Servicio Civil de Su Majestad, estaba sentado a la puerta de su tienda y contemplaba la extensión del desierto africano con la mirada poco complacida. No había belleza alguna ni en el paisaje ni en los ojos del hombre que lo contemplaba.
El paisaje consistía únicamente en arena, piedras, herbajos kerengia, maleza de tafasa, de tallos largos y amarillos con largas y delgadas vainas, semejantes a las de las habas; y, como única variación, algunos puñados de la tosca y desagradable tumpafia.
Los ojos del observador amarilleaban por obra y gracias del calor y el polvo asqueroso de Bornu...