Muerte de Tinta concluye con brillantez la trilogía del mundo fantástico creado por un anciano escritor mediante una historia que acaba yéndosele de las manos. Cornelia Funke se oculta así tras un juego sutil e inteligente entre el escritor, el lector y la obra; quebranta las fronteras entre ficción y realidad, y convierte su apuesta en un intrincado y apasionante argumento en el que, en apariencia, triunfa la historia fuera de control. Un intenso homenaje a las infinitas posibilidades que brinda la literatura –sus personajes no pueden estar más vivos– en el que confluye todo aquello que busca en una buena historia el ávido lector.
Muerte de Tinta concluye con brillantez la trilogía del mundo fantástico creado por un anciano escritor mediante una historia que acaba yéndosele de las manos. Cornelia Funke se oculta así tras un juego sutil e inteligente entre el escritor, el lector y la obra; quebranta las fronteras entre ficción y realidad, y convierte su apuesta en un intrincado y apasionante argumento en el que, en apariencia, triunfa la historia fuera de control. Un intenso homenaje a las infinitas posibilidades que brinda la literatura –sus personajes no pueden... Seguir leyendo
Muerte de Tinta
La luz de la luna cayó sobre la bata de Elinor, sobre su camisón, sobre sus pies descalzos y sobre el perro que yacía a sus pies. El perro de Orfeo. Cómo la miraba con esos ojos de sempiterna tristeza. Como si se preguntara por qué, ¡por todos los olores excitantes del mundo!, ella estaba sentada en plena noche en su biblioteca rodeada de libros silentes, con la mirada perdida.
–Sí, ¿por qué? –preguntó Elinor al silencio–. Porque no puedo dormir, perro bobo.
A pesar de todo le palmeó la cabeza. «Hasta este punto has llegado, Elinor», pensó mientras se levantaba de su sillón. «Te pasas las noches hablando con un perro. Y eso que no soportas a los perros...»