Margit, la niña protagonista, tiene una discapacidad física y va en silla de ruedas. Un día decide que quiere ir sola al supermercado. Durante el trayecto descubre que superar el reto no es tan fácil como suponía y se da cuenta de que, aunque es capaz de hacer muchas cosas, de vez en cuando necesita ayuda, ¡como todo el mundo! Una historia cotidiana con un interesante y adecuado mensaje implícito: que las diferencias creadas por situaciones de discapacidad no impiden compartir aficiones y hacer amigos de verdad.
Margit, la niña protagonista, tiene una discapacidad física y va en silla de ruedas. Un día decide que quiere ir sola al supermercado. Durante el trayecto descubre que superar el reto no es tan fácil como suponía y se da cuenta de que, aunque es capaz de hacer muchas cosas, de vez en cuando necesita ayuda, ¡como todo el mundo! Una historia cotidiana con un interesante y adecuado mensaje implícito: que las diferencias creadas por situaciones de discapacidad no impiden compartir aficiones y hacer amigos de verdad.
Mis pies son mi silla de ruedas
Margit se levanta cada mañana alrededor de las siete. Se sienta adormilada en la cama y comienza a vestirse sola. Le resulta difícil ponerse los zapatos. Con las manos apenas llega a la punta de los pies.