Los padres de Jorge creen que su hijo no es normal porque se dedica a pintar peces en la cocina. Cuando sus padres lo descubren, borran sus creaciones marinas y encargan a un pintor que pinte las paredes de color amarillo. Jorge ya no vuelve a pintar más peces sobre ellas. Ahora convierte la cocina en un desierto lleno de palmeras y camellos, porque su imaginación no puede borrarse con el quitamanchas hipermoderno que su madre compró en el supermercado. Una obra llena de imaginación y humor, para leer en compañía.Los padres de Jorge creen que su hijo no es normal porque se dedica a pintar peces en la cocina. Cuando sus padres lo descubren, borran sus creaciones marinas y encargan a un pintor que pinte las paredes de color amarillo. Jorge ya no vuelve a pintar más peces sobre ellas. Ahora convierte la cocina en un desierto lleno de palmeras y camellos, porque su imaginación no puede borrarse con el quitamanchas hipermoderno que su madre compró en el supermercado. Una obra llena de imaginación y humor, para leer en compañía.
El mar en la cocina
Jorge creía que el mar había llegado hasta la cocina de su casa. Las paredes de la cocina eran blancas y azules. Azules hasta la mitad; y blancas desde la mitad hasta el techo. Por eso, Jorge entraba siempre en la cocina con gafas de buceo. Creía de veras que la cocina de su casa era un océano, con agua salada, con sus islas y sus barcos pirata.